martes, 10 de mayo de 2011

- El amor es una estupidez- dijo él seriamente.
- ¿Ah, sí? ¿De verdad que crees eso? Dame una razón- respondió ella enfadada.
- Claro que lo creo. ¿Una razón? Es fácil. No puedes llamar amor a algo que tarde o temprano puede acabarse, porque sí, soy de los que creen que nada es para siempre. Siempre hay algo que marca el final.
- O sea, que tu explicación para no creer en el amor es simplemente que siempre se acaba ¿no? Eso sí que es una estupidez- dijo ella riéndose.
- ¿Y por qué te hace tanta gracia?- dijo él molesto.
- Porque a ti lo que te pasa es que el amor te da miedo. Te da vértigo llegar a querer tanto a alguien hasta el punto de dejarlo todo y que de repente todo eso a lo que tu te aferrabas se esfume. Eso es lo que te pasa. – le dijo ella sonriente.
- No sabes lo que dices. Nunca creí y nunca creeré en el amor.
- ¿Y sabes lo peor de todo? Que eso es lo que te está pasando conmigo. Hemos jugado a querernos ¿sabes? Y teníamos que correr el riesgo de enamorarnos perdidamente el uno del otro. ¿Qué pasa, tienes miedo a dejarlo todo por mi?
- Cállate...
- Ni si quiera tienes valor para admitirlo Damian. No temas, no me voy a ir de tu lado. Ni ahora ni nunca.
- Entonces no lo entiendo… ¿qué esperas de mi?
- ¿Que qué espero? Que pasen los años y me sigas mirando como si fueras a comerme, que hagas que la magia no desaparezca. Que no tengas miedo a quererme Damian y sobre todo, que no te avergüences de tus sentimientos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario